Como siempre, en Droitek, te queremos poner las cosas más fáciles, por eso, hoy, te damos unas sencillas pautas para que puedas decidirte entre las placas de inducción, las vitrocerámicas y una placa de gas de manera que tu compra este mucho más adaptada a tus necesidades y a tu bolsillo.
Por un lado, se encuentran las tradicionales placas de gas que, aunque la más común son las que llevan cuatro fogones incorporados, también puedes encontrarlas de dos y tres fogones transformando uno de ellos en un fogón más grande para recipientes de gran tamaño.
Por suerte, los modelos de placas de gas ya no son lo que eran y vienen con fuertes medidas de seguridad para, por ejemplo, cortar el flujo de la llama si esta se apaga. Sus ventajas principales son, primero, que se trata de unas placas muy económicas en comparación con los otros dos tipos, no solo por el precio de la placa en sí, sino también por el del gas. Además, no tendrás que preocuparte por cambiar tu batería de cocina porque admite cualquier tipo y de cualquier material. En contraprestación, su limpieza puede convertirse en una tarea difícil y engorrosa pues es fácil que se acumule suciedad en lugares de difícil acceso y es necesario pasar periódicamente inspecciones de seguridad. Por último, la decisión también dependerá mucho del tipo de personas que viven en el hogar, pues este tipo de placas no son recomendables en ambientes con niños pequeños o personas mayores.
Por otro lado, están las placas vitrocerámicas que podrás encontrar de tres tipos: Hi-light que producen el calor a través de resistencias onduladas, halógenas que utilizan focos halógenos y las radiantes que el calor es generado por resistencias radiantes y que, a pesar de ser la más económica de las tres, se encuentra prácticamente en desuso en la actualidad.
Estas placas destacan por su cómoda limpieza en la que, únicamente, tendrás que esperar a que se enfríen. Son muy seguras debido a que el calor es solo producido en la zona donde está el quemador y siempre nos avisa en caso de quedar calor residual. Sin embargo, el consumo energético es mayor que en las anteriores y se debe usar una batería de cocina específica para placas vitrocerámicas.
Por último, las placas de inducción se convierten en una apuesta muy fuerte frente a las dos anteriores. Debido a que su forma de calentar es producida mediante campos magnéticos que calientan solo el recipiente y no mediante resistencia, la posibilidad de quemaduras accidentales por tocar la placa se ve reducida en su totalidad pues no existe el calor residual. Además, en el caso de que cayera comida en la placa mientras cocinamos, no se quemaría sobre ella produciendo mancha de difícil limpieza.
Otra de sus ventajas es que su modo de calentar hace que la temperatura se mantenga constante consiguiendo con ello una forma de cocinar rápida y precisa. Como en el caso de las vitrocerámicas, necesita una batería específica para placas de inducción, en este caso, utensilios de hierro o que contenga componentes ferríticos. Aun así, aunque el precio de su compra sea mayor que el de las vitrocerámicas, su consumo energético es mucho menor. Se convierte en un componente ideal en hogares con niños y personas mayores.